La mora, de la familia de las moráceas. Pertenece a un grupo de frutos, en su origen silvestres denominado frutos del bosque, frutas de baya, y en inglés “berries”. Es un fruto de pequeño tamaño, redondo o ligeramente ovalado, compuesto por pequeñas drupas. Su color, al igual que su tamaño – que oscila entre 1,5 y 2 cm. – varía de tonalidad según su variedad, pudiendo ser de color negro brillante, o bien rojo dependiendo de las mismas. El sabor de la mora es muy agradable y dulce. Gracias a las importaciones de contra estación, podemos encontrar moras todo el año en establecimientos especializados.

La mora tiene su origen en Persia. A parte de ser un arbusto silvestre autóctono en muchos de los países mediterráneos, actualmente, los principales países productores son: Inglaterra, Argentina y Chile.

La mora tiene un altísimo contenido de vitaminas, sobre todo de los complejos C y A. También contiene azúcares, y se destaca elevado aporte de calcio en la mora.

La mora se consume en fresco y es así donde se disfruta mejor de su sabor. También se utiliza para postres refinados y confituras, o directamente con yogurt.

La mora se conserva en el frigorífico unos pocos días. Es recomendable su rápido consumo después de recolectada, dada la fragilidad del producto.