El Physalis, también llamado Alquejenje (Physalis peruviana L.), es una fruta muy peculiar, ya que la naturaleza le ha dotado de un envase protector individual. Los mismos pétalos de la flor, en forma de cáliz, cuando se forma el fruto, se secan y lo protegen de los elementos externos. También favorecen su transporte y almacenamiento. Se trata de una baya de forma y tamaño de una cereza, que resalta por su color amarillo anaranjado intenso no apreciable hasta que no se desprende su protección.  

La variedad actualmente más conocida y comercializada es oriunda del Perú, desde donde los Portugueses extendieron su cultivo transportándola al Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica. Hoy en día los principales países productores son Colombia y Sudáfrica. También se cultiva en el noreste de la península ibérica, gracias a su facilidad de cultivo.  

El physalis destaca por sus altos valores dietéticos, ya que es muy bajo en calorías, y excepcionalmente rico en vitamina A. También posee un alto contenido de ácido ascórbico, y ofrece propiedades diuréticas.  

 Es ideal comerlo fresco en cualquier momento del día, dado que se come sin pelar, una vez sacadas las hojas protectoras. Su delicado sabor recuerda una mezcla de maracuyá, piña y grosella, y su textura la de un tomate cherry. Por su sabor agridulce y por su aspecto, combina perfectamente en ensaladas, macedonias, mermeladas y compotas. 

Conservar los physalis protegidos en sus hojas hasta el momento de comerlos, dado que las hojas contribuyen a aplazar la maduración. A temperatura ambiente, se pueden conservar hasta una semana, periodo que se puede alargar sustancialmente si se mantienen en un lugar fresco y seco.