El nabo, de la familia de las Crucíferas, es una raíz que ofrece diferentes tamaños y formas. Pueden ser alargados y puntiagudos, cilíndricos, o planos según la variedad. La piel y la carne son generalmente de tonalidad blanco amarillenta, y a veces están adornados por un collar violeta junto a las hojas. Su sabor es inconfundible y es una hortaliza muy popular en guisos.     

El nabo tiene su origen en Europa, en la que, en la actualidad, se cultiva en la mayoría de los países.    

El nabo proporciona proteínas, calcio, hierro, vitamina C, carbohidratos y fibra, contribuyendo asimismo a una dieta equilibrada.     

El nabo se puede cocinar solo como guarnición de platos de carne o pescado, y es el acompañamiento ideal de zanahorias y patatas en innumerables guisos.   

El nabo se conserva en óptimas condiciones en la nevera.