El Eddo es una raíz, también llamada taro, cuya forma puede ser o bien esférica o bien alargada, con un peso que oscila entre los 30 y 450 g. , y cuyo color de carne suele ser blanco, aunque en algunos tipos puede ser también rosado-amarillento e incluso anaranjado. Estas raíces llegan a los mercados de Europa procedentes de África o América central, y no se conocen cultivos en zonas mediterráneas, ya que compite directamente con la patata, mucho más asentada en la cultura mediterránea.

Las poblaciones silvestres existentes todavía en la India hacen pensar que su origen pudo tenerlo allí o en algún otro lugar de Asia, tal vez China o Indochina. Desde algún país asiático el cultivo pudo extenderse a las diversas islas del Pacífico. Su cultivo en América se inició a principios del siglo XV y se distribuyó principalmente por las islas del Caribe.

Contiene principalmente almidón en granos esféricos de tamaño muy uniforme; las características del almidón y el contenido de minerales y vitaminas, hacen de estas raíces un alimento nutritivo y altamente digestible.

Su sabor es parecido al de la patata. En Asia consideran al Eddo muy superior a todas las demás raíces de este tipo. Su delicadeza, sabor y aplicación, superan en muchos casos a la popular patata.

Para que el Eddo conserve sus propiedades alimentarias en buen estado, se tiene que almacenar sin amontonarla, a temperatura fresca, con buena ventilación y evitando que esté en un lugar completamente oscuro o que le dé la luz, lo mejor es que reciban una luz de penumbra y retirar aquellas en mal estado para evitar que estropeen el resto.