La carambola, o Averrhoa carambola, también llamada fruta estrella por su forma, ofrece cualidades excelentes. Existen diferentes variedades de esta fruta tropical de color verde o amarillo según su grado de madurez, y de entre 7 y 12 cm de longitud. Su piel es fina y brillante, y la pulpa es jugosa y translúcida. Las carambolas de mayor tamaño son más doradas, más dulces y con un pequeño punto de acidez. En cambio, las carambolas de un calibre inferior son más amargas y de tonalidades pálidas, verdes o amarillentas.  

Su origen se sitúa en Malasia e India. Posteriormente se extendió su cultivo al resto de países tropicales. Otros países productores en la actualidad son Brasil, Colombia e Israel.  

La carambola fresca constituye un alimento ideal por su alto contenido en vitamina C y en calcio, magnesio y fósforo.  

Su sabor fino y delicado mezcla el dulce, el ácido y el amargo. Las rodajas de carambola son una buena presentación para los platos de carne, postres, o cócteles. También dan un toque de exotismo a las macedonias.  

Es recomendable conservar las carambolas en un lugar fresco. Los extremos de la carambola se oscurecen durante su proceso natural de maduración. Pasan del verde al amarillo más o menos intenso, pero ello no representa una merma de su sabor.